Walter, empleado en un cine, cree que es el hijo de Dios y que en sus manos está decidir el destino de todo aquel a quien conoce. Una tarea que piensa le sobrepasa, pues debe compaginarla con su trabajo y con la relación con su cariñosa, aunque neurótica madre. Así transcurre su vida hasta que conoce a una misteriosa figura, quien le hace replantearse el sentido de su existencia.