Peggy es una solitaria ejecutiva de unos cuarenta tantos, soltera y sin hijos. Su gran amor es su perro y, cuando este muere después de ingerir una toxina, la vida de Peggy cambia de forma inesperada. Intenta iniciar una relación, se vuelve vegana y una activista fanática de los derechos de los animales, pero su creciente implicación por la causa animal provocará su dimisión.